Alcoholismo
También conocido como trastorno por consumo de alcohol (TCA), es una enfermedad crónica y compleja caracterizada por el consumo compulsivo de alcohol a pesar de sus consecuencias negativas para la salud física, mental y social. No se trata simplemente de beber en exceso de vez en cuando, sino de una dependencia física y/o psicológica que dificulta enormemente el control del consumo.

Características principales del alcoholismo:
– Ansia incontrolable por beber: Un deseo intenso y persistente de consumir alcohol, que domina los pensamientos y el comportamiento de la persona.
– Pérdida de control: Incapacidad para limitar la cantidad de alcohol que se consume una vez que se empieza a beber.
– Dependencia física: El cuerpo se adapta a la presencia constante de alcohol y experimenta síntomas de abstinencia (temblores, sudoración, ansiedad, náuseas, insomnio, e incluso convulsiones en casos graves) al intentar dejar de beber.
– Tolerancia: Necesidad de consumir cantidades cada vez mayores de alcohol para obtener los mismos efectos.
– Consecuencias negativas en diversas áreas de la vida: Problemas de salud, dificultades en el trabajo o los estudios, problemas familiares y de pareja, aislamiento social, problemas económicos y legales.
Efectos del alcohol en el organismo:
El alcohol afecta a prácticamente todos los órganos y sistemas del cuerpo:
Cerebro: Alteraciones en la memoria, el aprendizaje, el juicio, el estado de ánimo y el comportamiento. A largo plazo, puede causar daño cerebral irreversible.
Hígado: Cirrosis hepática, hepatitis alcohólica, hígado graso.
Corazón: Aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares, como hipertensión arterial, arritmias, miocardiopatía y accidente cerebrovascular.
Páncreas: Pancreatitis.
Sistema inmunológico: Debilitamiento del sistema inmunitario, lo que aumenta la susceptibilidad a infecciones.
Aparato digestivo: Gastritis, úlceras, cáncer de esófago, estómago y colon.
Sistema nervioso: Neuropatía periférica (daño a los nervios).
Riesgo de cáncer: Aumento del riesgo de varios tipos de cáncer, como el de boca, faringe, laringe, esófago, hígado, colon y mama.
Embarazo: El consumo de alcohol durante el embarazo puede causar graves daños al feto, como el síndrome alcohólico fetal.
Factores de riesgo del alcoholismo:
Genética: La predisposición genética puede aumentar la vulnerabilidad a desarrollar alcoholismo.
Entorno familiar y social: El consumo de alcohol en el entorno familiar o social puede influir en el desarrollo de problemas con el alcohol.
Problemas de salud mental: La presencia de trastornos como la depresión, la ansiedad o el trastorno de estrés postraumático puede aumentar el riesgo de alcoholismo.
Edad de inicio del consumo: El consumo temprano de alcohol, especialmente durante la adolescencia, aumenta el riesgo de desarrollar dependencia en la edad adulta.
Tratamiento del alcoholismo:
El alcoholismo es una enfermedad tratable. El tratamiento suele ser multidisciplinario e incluye:
Desintoxicación: Proceso para eliminar el alcohol del cuerpo y manejar los síntomas de abstinencia bajo supervisión médica.
Terapia psicológica: Terapia individual, grupal o familiar para abordar las causas subyacentes del alcoholismo, desarrollar estrategias de afrontamiento y prevenir recaídas.
Medicamentos: Algunos medicamentos pueden ayudar a reducir los antojos de alcohol o a disminuir los efectos placenteros del alcohol.
Grupos de apoyo: Como Alcohólicos Anónimos (AA), que ofrecen un espacio de apoyo y contención para las personas en recuperación.
Es fundamental buscar ayuda profesional si tú o alguien que conoces está luchando contra el alcoholismo. Ignorar el problema solo empeorará las cosas.